miércoles, 30 de julio de 2008

- ¡Tía, qué fuerte!

- ¡Qué fuerte, tía!

- …

- ¿Capuccino?

- Um, vale tía. Con leche desnatada y sacarina.

- Claro, tía, ¿por quién me tomas?

- Oye, Graciela, que Jandro y Borja quieren ir de pesca…

- ¡Pero qué dices, tía! ¡Que eso moja! ¡Y además es gratis,
cualquiera puede ir al río!

- Ya, tía, ¿pero sabes qué pasa?

- Espera, que voy a pedir un pincho de morcilla…

- Ay, pues pídeme una botella de agua mineral sin gas… Y una
ración de callos… Bueno, seguro que no hay nadie conocido, ¿no?

- No. Ya he “chequeado”.

- Bueno, lo que te decía: es que, no-te-lo-vas-a-creer, qué
fuerte, qué fuerte, qué fuerte… tía.

- ¡No me lo digas! ¡¡Jandro se ha comprado un río!!

- ¿Eso se puede?

- ¿Hay algo que no pueda nuestra Visa Platino?

- Tienes razón, tía, jajajajajaja…

- Jajajajaja… ¡¡Croac…!! Perdón, la sacarina me da aires.
¡¡Jajajajaja…!!

- ¡¡Jajajajaja!! Cómo te pasas, tía… Bueno, que te cuente: ¡¡Karl
Lagerfeld ha diseñado para Chanel una caña de pescar!!

- ¡¡Pero, pero eso es la caña, tía!!

- La monda-lironda. Yo creo que podemos, o sea, deberíamos
estar divinas. Del todo. Y creo que podríamos meter los peces en nuestro bolso
de Vuitton.

- Ay, tía, ¿tú vas a tocar esos bichos? ¡Pero si tienen
ojos!

- Oye, ¿y con qué se pesca?

- ¡Pues con la caña, tía!

- Ya. ¿Se pone en el río y ya está? Es que a mí me suena
como que hay que atraerlos con algo.

- Ay, espera, que lo vi en una peli… Creo que se pesca
¡¡¡con gusanos!!!

- Calla, que vomito. Bueno, iba a vomitar de todos modos…

- …

- ¿Pedimos unas mollejas?

- Vale, tía.

- Qué fuerte, tía.

- Tía, qué fuerte.

Pues sí. El diseño no conoce límites y ahora ha metido
su reluciente nariz en el mundo de la pesca. Conozco algunos pescadores, y por
lo general es gente noble y sanota, completamente entregada a su río y sus presas.
Pero no precisamente al
diseño ni a la moda. Lagerfeld, que es un diseñador de lo más respetable –quizás
uno de los más destacados del siglo XX- ha creado una caña de pescar
absolutamente exclusiva, que no por ello será más efectiva que otras. En fin,
si quieres ser el más guay del río, no tienes más que apoquinar: concretamente,
11.600 euros. Serás la caña.

No hay comentarios: